martes, 26 de octubre de 2010

LA LEYENDA DEL SALTO DE GUADALUPE


Fotos Sendero Ecologico Ibamá-Purr en Gómez Plata

Cuenta una leyenda indigena que cierto día llegó a la tribu de los Yamesíes, habitantes a la orilla del pláciddo Aburrá, un grupo de la tribu de los Nutabes, con el principe Ibamá-Purr a la cabeza. Venian éstos a concertar una alianza para combatir contra los belicosos Tahamies. Una noche al salir la luna por la cima del mandeazucar, Ibamá-Purr sorprendió ocasionalmente en el cercano bosque a la princesa Salgama, hermosa hija del Casique Nutabe, cuando al claro plenilunio y creyéndose sola cumplia devotamente los extraños ritos de Canicubá, el espíritu del mal- opuesto al bondadoso Abirá, a quien estaba consagrada. Prendado de la doncella a primera vista la hizo suya, la tomó en brazos y seguido de sus fieles guerreros emprendió furtivamente la fuga en veloz canoa que se alejó a golpe del remo, salvó enseguida los impetuosos rápidos del Porce hasta la desempocadura de un torrente que arrastraba arenas de oro, y por sus orillas continuaron hasta el punto donde la nación de ibamá-Purr tenia ricos placeres auriferos.

Lleno de ira y de dolor, el cacique Yamesí lanzó en persecución del principe Nutabe sus guerreros, que días adelante lo sorprendian al caer la tarde cuando en intimo coloquio con Salgama contemplaban juntos al borde de un grande abismo y a la sombra de una palmera las turbulentas aguas del arroyo que caia al fondo. Diez Arcos al unísono tensados por otros tantos fuertes pares de brazos diestros disparaban diez flechas que se clavaban todas la espalda de Ibamá-Purr, traspasándolo de lado a lado y dejándolo muerto en el acto. Sobre el cadáver tibio del amante vertío Salgama interminables lágrimas toda la noche siguiente y cuando la aurora del nuevo día apareció en el cielo corriendo y precipitándose por las peladas rocas a la sima del riachuelo habían formado una cascada, a la cual desde entonces solían ir las doncellas de la tribu a llorar penas de amor, acrecentando su caudal más y más.